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domingo, 25 de enero de 2009

Kazan, Losey y Mankiewicz, tres grandes centenarios de Hollywood

El destino quiso que coincidan en sus centenarios dos maestros del cine como Elia Kazan y Joseph Losey, amigos en sus comienzos de activismo cultural y teatral en la Norteamérica de los años treinta y cuarenta, y enemigos desde 1952, cuando el primero declaró contra sus ex compañeros del Partido Comunista ante el Comité de Actividades Antiamericanas que presidía el nefasto senador McCarthy. Volverían a coincidir (aunque sin saludarse) en Cannes en 1972, cuando el primero competía con Los visitantes y el segundo presidía el jurado que daría la Palma de Oro a Il caso Mattei, por especial interés de Losey frente a Kazan. Entre ambos está Joseph L. Mankiewicz, prestigioso guionista con varias obras maestras en su filmografía.

Hijo de padres griegos, aunque nacido en la turca Estambul, Elia Kazan está también en la historia del cine por haber cofundado junto a Lee Strasberg el mítico Actor's Studio. Aparte de director de teatro y cine, Kazan fue un excelente escritor, como lo demuestran sus memorias, Mi vida (1988), de alto valor literario. Autor de Un tranvía llamado deseo (1951), La ley del silencio (1954), Al este del Edén (1954), ¡Viva Zapata! (1952) y Baby doll (1956), entre otras, se despidió del cine con El último magnate (1976).

El cineasta errante

Debutante en el cine en 1948 con El muchacho de los cabellos verdes, la carrera del norteamericano Joseph Losey se vio truncada por el senador McCarthy y su caza de brujas, al verse obligado a exiliarse en Inglaterra, en donde prosiguió trabajando incluso utilizando varios seudónimos. De los casi cuarenta largos que realizó en Europa hasta su despedida en 1985 con Steaming , su mejor cine surgió en los sesenta, con El sirviente (1963), Accidente (1967) y El mensajero (1970) junto al Nobel ya fallecido Harold Pinter, además de Mr. Klein (1976) y Las rutas del Sur (1978) junto a Jorge Semprún.

Aunque a Mankiewicz le cabe el dudoso honor de haber contribuido a la casi ruina económica de la Fox al hacerse cargo del rodaje de Cleopatra entre 1961 y 1963, su carrera está entre las más valoradas de Hollywood por títulos como Eva al desnudo (1950), Julio César (1952), La condesa descalza (1954), De repente, el último verano (1959), El día de los tramposos (1970) y La huella (1972), filmes en los que sobre todo demostró grandes cualidades como director de actores.

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