¿Cine o ficción?

La capacidad del Séptimo Arte de ‘predecir’ grandes sucesos intriga a más de uno.

Decía Oscar Wilde que la realidad copia al arte, la expresión resulta sobrecogedora si la centramos en el cine y sus alcances gráficos. La imaginería de los realizadores ha descrito en imágenes pesadillas y temores latentes: una Tercera Guerra Mundial o el deshielo de los Polos. La ficción recrea a detalle las calamidades que azotarían a la humanidad en esos escenarios.

El punto inquietante es cuando el entorno se asemeja a la sucesión de fotogramas vistas en pantalla.

En el libro La Pantalla Profética (2004), Pablo Francescutti narra cómo después de la tragedia del 11 de septiembre en Nueva York, un grupo de militares estadounidenses se reunió con guionistas de cine en busca de orientación sobre posibles atentados.

En apariencia se antoja descabellado pero la prolífica invención de intrigas internacionales recreadas en docenas de películas funcionaría como guía estratégica para los responsables de la seguridad nacional.

Al parecer, el mimetismo cinematográfico debe su facultad profética al factor denominado Novum. En ciencia ficción, Novum es un elemento inexistente pero factible, suscrito en el panorama científico o técnico que permite explorar el futuro y lo desconocido. Por ejemplo, la clonación. Duplicar organismos vivos a partir de su información genética es un logro real de la ciencia; la ficción, ha explorado la reproducción de seres humanos idénticos en filmes como El Sexto Día (2000) y La Isla (2005). Francescutti considera que la meca del cine dotó al desastre ficticio de veracidad asombrosa respecto a calamidades genuinas estableciendo puntos de contacto y similitudes perturbadoras.

ALERTA NUCLEAR

El síndrome de China (James Bridges, 1979)

“Hoy es sólo una película. Pero… ¿podría ocurrir realmente?” Era el vaticinio del cartel del filme. Jane Fonda, era la aguerrida reportera de televisión quien por casualidad es testigo de un incidente en una central nuclear cuyos administradores intentan minimizar.

Apenas tres semanas después del estreno, el 28 de marzo de 1979, ocurrió el accidente nuclear de Three Mile Island, una central ubicada cerca de Harrisburg, Pensilvania. Casi se repitió con exactitud el proceso descrito en la pantalla denominado Síndrome de China, la fundición del núcleo de un reactor atómico transformándose en material radiactivo. La cinta aleccionó sobre los riesgos inherentes al manejo de la energía atómica. Siete años después ocurrió el accidente de Chernobyl.

RASCACIELOS EN LLAMAS

Infierno en la Torre (John Guillermin, 1974)

El argumento era fusión de las novelas La torre de Richard Martin Stern y El infierno de cristal de Thomas N. Scortia. La tragedia del coloso de acero se desata por una bomba terrorista y los bomberos harán desesperados esfuerzos por apagar el fuego y salvar a los habitantes. El mismo año del estreno se registró el incendio del rascacielos Joelma en San Paulo, Brasil, con un saldo de 180 muertos. La memoria colectiva registra otra fecha, el fatídico 11 de septiembre de 2001 en las Torres Gemelas de Nueva York.

DESASTRE ECOLÓGICO

El día después de mañana (Roland Emmerich, 2004)
El anuncio de una era glacial repentina es la premisa del filme y el pretexto para el despliegue de efectos visuales en las secuencias de la devastación de ciudades y las hazañas de supervivencia de los personajes. El climatólogo Jack Hall (Dennis Quaid) alerta al mundo sobre las medidas necesarias para evitar la catástrofe pero varios dirigentes lo tachan de alarmista.

¿Les suena al Protocolo de Kioto y al testarudo presidente estadounidense negándose a cooperar? En la película un témpano de hielo de la magnitud del estado de Rhode Island se desgaja de la masa gélida antártica. ¿Alguna similitud con lo que se ve por televisión? Le sigue una escalada de fenómenos climáticos: huracanes, inundaciones y tormentas de granizos que azotan a los pueblos.

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Por: El Universal/ México, DF.

Fuente: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/

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