"Garbancito de la Mancha" fue en 1945 la primera película española de dibujos animados, según cuenta María Luisa Martínez en su libro "El largometraje de animación español: análisis y evaluación", que publica coincidiendo con el Día mundial de la Animación y que se celebra el próximo 28 de octubre.
EFE Otro 28 de octubre, esta vez de 1892, Emile Reynaud presentaba en el Museo Grévin de Paris sus "Pantomimes Lumineuses" y con él nacía el arte de los dibujos animados, un género cinematográfico que, según ha explicado Martínez a Efe, "tiene vida más allá de los estudios Disney, Pixar o Dreamworks".
"Esta vida también está en España", subraya Martínez, quien debe su interés por el hermano pequeño del cine animado americano al cortometraje "Padre e hija ", del animador holandés Michael Dudok de Wit.
En nuestro país, y según datos recogidos en "El largometraje de animación español: análisis y evaluación", José María Blay fue el pionero al adaptar a la gran pantalla en cuento de "Garbancito de la Mancha", un pequeño héroe patrio que se enfrentaba a un gigantesco ogro.
Quizá fuera algo premonitorio pues, desde entonces, el cine de animación español ha librado una batalla con un ogro en forma de grandes factorías estadounidenses y falta de inversión. "Hay que tener en cuenta que la animación española se engloba dentro del cine español, en permanente crisis", recuerda la autora.
Para Martínez, la cinta "Toy Story", creada por Disney y Pixar en 1995, está en el origen del auge de la producción en España pues "demostró que el cine de animación podía ser un negocio".
"Hasta entonces no había en España ningún tipo de industria, eran grupos de personas que empezaban siempre de cero", señala Martínez cómo origen del "retraso de cuarenta años que sufrimos frente a la factoría yanqui".
En la actualidad, con cifras de treinta cintas de animación en los últimos diez años y con el repunte de estudios como Filmax - "Nocturna" o "Don Keyxote"- y Dygra Films -"El bosque animado" o "El espíritu del bosque"- "se nota que ya estamos sumando".
A pesar de este crecimiento, evidente además en la categoría oficial en los Premios Goya o en el festival propio AniMadrid, la animación española sigue acusando la emigración a Estados Unidos de muchos de sus profesionales, como Rodrigo Blaas y Carlos Baena, partícipes de éxitos de Pixar como "Wall-E", "Cars" o "Los increíbles".
Para Martínez, tenemos que ver la parte positiva: "la animación estadounidense puede permitirse contratar a los mejores profesionales y se llevan a diseñadores españoles. Luego vuelven y aplican lo aprendido en hacer crecer nuestro cine".
Es el caso, por ejemplo de Raúl García, quien tras formarse al cobijo de Disney estrenará próximamente su primera película como director, "El lince perdido".
Pero sería reduccionista pensar simplemente en dibujos animados para niños, dice Martínez, que cree que el futuro de la animación pasa por una mayor internacionalización, por la experimentación de cara al público adulto y por la exitosa mezcla de animación e imagen real visible en cintas como "Pérez, el ratoncito de tus sueños".
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Fuente: http://www.laopinion.es/
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