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domingo, 2 de noviembre de 2008

Cine en rojo, amarillo y verde

Martín Boulocq, Sergio Bastani y Rodrigo Bellot contarán sendas historias cinematográficas en un solo filme cuyo estreno está previsto para mayo próximo.

Una madre de 30 años que sufre de cáncer, un niño a punto de correr una aventura al salir de la casa infestada de hormigas en la que vive con su madre enferma, y un adolescente huérfano que trabará una relación de amistad con una mujer de ojos verdes como pudo tenerlos su madre. Tres cuentos, tres guiones, tres historias para una película que, si todo avanza como está previsto, se estrenará en mayo del próximo año.

Rojo, amarillo y verde es un caso de encuentro de cineastas bolivianos —Rodrigo Bellot, Sergio Bastani y Martín Boulocq— que, siendo parte de una nueva generación y atraídos uno por el hacer del otro, se propusieron trabajar juntos. Había que decidir cómo hacerlo y qué podría unir sus miradas.

Difícil no mirar la realidad actual del país, esa “madre que me hace sentir huérfano, que quiero que me adopte y que no se termina de dar”, dice Bellot. Ese sentimiento, unido a los de Bastani —radicado en Nueva York— y Boulocq, hizo nacer la coincidencia: había que hablar del país. Pero “no el del que se ve en los periódicos, en los noticieros, sino de su gente, de los seres humanos que pese al conflicto viven día a día dramas que son universales”, dice Bellot. “Hay que entender que no vale hablar de una Constitución Política del Estado si no se conoce los dramas de mujeres, niños, adolescentes...”.

De esto se trata, “de hacer cine político a partir de una humanidad”, añade el director, encargado de Verde en la trilogía. Y Boulocq —el Rojo— explica: “Cada uno de nosotros tiene su búsqueda personal distinta a la de los otros dos, pero esas búsquedas convergen, rozan o dialogan en muchos puntos, y esto tiene que ver no sólo con estéticas sino con maneras de ver el mundo”.

Bastani, desde la distancia y con la intención de desarrollar al menos dos proyectos en EEUU “y después ver que pasa, aunque de todos modos uno sale siempre con la idea de volver, pero de volver con algo... con algo nuevo que ofrecer”, contará el Amarillo.

Por si valiese el dato, hay que señalar que los tres bolivianos nacieron en Santa Cruz, Cochabamba y Tarija, respectivamente.

Los guiones están listos. Rodrigo Bellot ha asumido la responsabilidad de buscar a los actores. “Hay mucho de donde elegir”, afirma. “Sobre todo, lo que quiero son actores naturales, necesitamos niños, adolescentes, gente que sea como nosotros, normales; por eso estoy yendo a los barrios, a los pueblos”.

Una vez superada esta etapa, se ajustarán los guiones, ya en función de los actores. Y cada director asumirá su función.

La idea es trabajar rápidamente, explica Bellot: “Hacer una película es como un parto. Terminas de filmar y te viene la depresión posparto. Luego, pasan dos años para el estreno y cuando éste llega, tú ya estás en otra cosa; la gente te pregunta sobre lo que ya no quieres responder... Martín me dijo que siente lo mismo. Así que nos propusimos hacer algo veloz, con el mismo rigor que caracteriza nuestro cine, por supuesto”, aclara.

Boulocq señala que esta trilogía implica no sólo al trío, sino “a todo un grupo de gente, artistas plásticos, escritores, fotógrafos, gestores culturales, arquitectos, etc, del cual nosotros formamos parte y compartimos mucho en común. Este proyecto es una manera de decir que unidos hacemos más fuerza”.

Rojo, amarillo y verde tendrá una duración de 90 minutos, 30 para cada historia. La producirá Gerardo Guerra (Londra Films), y como ejecutivos están Bellott y Boulocq. La cinematografía será de John Fitzgerald, Daniela Cajias y Borja Gjurinovic; la dirección de Arte, de Raquel Schwartz y la música de Martín Boulocq.


Martín Boulocq: “Sumergirse en el cuerpo”

¿Qué Bolivia es la que le motiva en este proyecto?
La Bolivia actual y la de siempre. Esa que conozco y desconozco a la vez. Esa Bolivia compleja, contradictoria, que sangra, que peligra, que dañamos y que al mismo tiempo amamos.

¿Qué sentido tiene Rojo?
La maternidad es algo que está presente en los tres episodios. Rojo, que está basado en un cuento de (Rodrigo) Hasbún, la explora desde la organicidad del cuerpo, del cuerpo como materia vulnerable y finita. El rojo tiene ese sentido, sumergirse dentro el cuerpo. Y en este caso, el cuerpo de una mujer, de una madre que peligra de muerte. Una de las cosas que más me atrajo del cuento fue precisamente que el personaje principal sea mujer. Creo que como la literatura, el cine boliviano y latinoamericano está en deuda con los personajes femeninos.

¿Qué está pasado, según ve, con el cine en el país?
Se está replanteando la manera de hacer cine en Bolivia. Hay una actitud distinta que está repensando las formas de producción, las estéticas, el por qué y el cómo hacer cine. Este replanteamiento no es unívoco sino más bien complejo y diverso, no es teórico sino práctico, es decir, son las mismas películas las que están hablando. Entre éste y el próximo año se estrenarán más de ocho óperas primas: Bastani, Monje, Valverde, Vázquez, Lora, Olmos, La Torre y Bascopé. Es más que evidente que una nueva generación está tomando las riendas del cine boliviano.


Sergio Bastani: “Nuevos días bajo el sol”

¿Ve un futuro dentro de Bolivia para su profesión?
Que más quisiera uno que poder estar en su país y poder hacer y vivir de lo que más te gusta hacer ¿no? No sé cómo se darán las cosas en un futuro, pero por ahora, con la visión de cineastas jóvenes establecidos como Rodrigo y Martín, y valentía de Gerardo Guerra como productor al confiar y dar oportunidad a gente joven como yo, las cosas se ven muy bien.

¿A qué responde la elección del color y la adaptación del cuento “Historia de hormigas” para hablar del país?
Desde el principio, es una historia pensada para ser desarrollada como un guión para cine. Amarillo el nombre del protagonista, un niño de 11 años que será expuesto a varias situaciones que son el eco de algunos problemas del país, sin ánimos de crítica ni prejuicio, como se puede solamente a través de los ojos de un niño. Es una historia que no habla directamente de los problemas del país, sino de los problemas de los personajes que, en su mundo, son inmensamente superiores a los del país. Hay elementos sociales muy bolivianos que van a contribuir al desarrollo de la historia y el futuro de los personajes.

El color, aparte de ser el nombre del protagonista, se va usar en la estética de la película, un amarillo que trae recuerdos y nostalgias, un color que asociado con el sol que trae nuevos comienzos, nuevos días, el buscar y encontrar caminos para seguir adelante y llegar a donde se quiere.


Rodrigo Bellot: “Llorar para limpiar”

“El huayño es mi música boliviana favorita”, explica el director de Dependencia sexual y Quién mató a la llamita blanca. “Es un canto triste que se baila sonriendo y tomados de las manos”. Algo así será Verde.

¿Qué dirá en su película?
Cuando leí el cuento de Claudia Peña, pensé: hay que llevarlo al cine. Verde, ambientada en una hacienda del oriente del país, es una historia triste, que te hace llorar pero no de amargura, sino de esperanza. El llanto limpia y eso quiero proponer a los espectadores.

Decía usted que se ha sentido huérfano de Bolivia. ¿Qué opinión tiene de lo que pasa ahora, de la nueva Constitución por la que habrá que votar...
Mi opinión expresada en palabras no importa, es una más entre muchas y en tal sentido es irrelevante y olvidable. Mi cine es el que quiero que cuente. A partir de él trato de aportar a construir una Bolivia con respeto, sin racismo; con igualdad, sin divisiones; donde no tenga cabida la agresión. Esto es lo que pretendo que quede, algo para que mis hijos entiendan su país, que puedan decir ‘qué bien que estoy vivo y que soy boliviano’.

Fuente: http://www.la-razon.com/

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